La ansiedad se ha convertido en la enfermedad de nuestra era pero, en realidad, es un arma que tiene nuestro cuerpo para abordar los peligros, mejora el rendimiento de las personas. Es un fenómeno adaptativo normal. «Cuando una gacela ve leones cerca, su corazón comienza a latir más deprisa, sus músculos están en tensión, está hiperalerta y eso le ayuda a sobrevivir cuando el león ataca», explica el psiquiatra Juan Carlos Díaz del Valle que recalca que la ansiedad, al igual que la tristeza, no es mala. «El problema llega cuando esa ansiedad es desproporcionada y te anula. Lo que hay que valorar es si nosotros podemos resolverlo con nuestros propios recursos psicológicos o si necesitamos ayuda de un profesional. Y aquí no hay duda, la persona más adecuada para abordarlo desde un primer momento es el médico de familia», asegura el especialista.
«Hay dos tipos de síntomas en la ansiedad. Los síntomas objetivos, que son, fundamentalmente, de tipo somático: palpitaciones, el corazón late muy deprisa, la cara se pone colorada, fenómenos de disnea, falta de aire, incluso dolor abdominal... Y, luego, hay síntomas más subjetivos, fobias a algo específico, temor a padecer alguna enfermedad o a que le pase algo» explica el doctor Díaz del Valle.
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